Para entender el significado de la floriografía, o lenguaje de las flores, nos debemos trasladar a la época victoriana. En esta época se usaban las flores y los arreglos florales para enviar mensajes codificados a través de los cuáles se lograban expresar sentimientos secretos que no se podían transmitir verbalmente. Cada flor tenía su significado, pero éste también se veía influido por factores como el contexto, la posición o la forma en la que se entregaba.

Así, por ejemplo, siguiendo los patrones de la floriografía establecidos en la época, una flor volteada se debía leer con el significado contrario al original y recibirla con la mano derecha se interpretaba como una respuesta afirmativa, mientras que recibirla con la izquierda transmitía negación.

Para que te imagines la importancia que llegó a tener este estilo de comunicación, solo te diremos que, en el siglo XIX, llegaron a existir diccionarios en los que se podía consultar el significado de cada flor.

Si bien es cierto que hoy en día este lenguaje de comunicación ha caído en desuso, aún conservamos algo de ello cuando pensamos en regalar flores. Por ejemplo, las rosas rojas aún se asocian con el amor romántico y apasionado o las rosas amarillas a la amistad.